viernes, 11 de febrero de 2011

En esta época de profundos cambios en el ámbito de la fe, cuando se creía que la religión solo era cuestión de formación en las edades posteriores a la niñez es apremiante, aunque de forma tardía, dar comienzo a la formación en el campo religioso y trascendente, tema que produce inquietudes al hombre posmoderno.

Presentar a los estudiantes el área de La Hermenéutica de la fe, es propiciarles un espacio de renovación interior asumiéndola como una experiencia vivificadora donde se les invita y se les exhorta desde la Universidad a estar conscientes de su valor y su dignidad humana de tal manera que se autoconstruyan como seres humanos

La historia humana ha sido construida a través de ideas pensadas para el desarrollo humano y la Universidad la recoge como algo valioso, por eso hoy como ayer, la esperanza para el progreso humano está en la formación integral del hombre, es decir, donde incluya todas sus dimensiones; integrada donde estas dimensiones converjan unas con las otras y armoniosas y donde el estudiante sea capaz de articular de manera personal y adecuada cada una de sus dimensiones.

Es cierto que la religión no ha sido superada, por el contrario, produce una enorme transformación en el ser humano cuando elabora una reflexión en torno a la condición espiritual donde no se olvida de Dios y tampoco de las verdades trascendentes.

Pero también están quienes afirman que “en un momento en que se es consciente de los presupuestos socioculturales, instituciones, lingüísticos de todo pensamiento, llama la atención el silencio y la escasa consideración de la religión” (Mardones, 1999, p.39) es precisamente esa escasa religión para unos, lo que lleva a la decadencia las grandes pasiones del ser humano donde la verdad, lo santo, lo bueno y lo bello pierde vigencia.

A pesar de las difíciles situaciones a las que los estudiantes se enfrentan, la dimensión religiosa es insustituible, por tal motivo, desde la Hermenéutica de la fe se le recuerda a ellos que “la razón más alta de la dignidad humana consiste en la vocación del hombre a la unión con Dios” (GS 19), bajo esta premisa esta cátedra tiene indiscutiblemente una verdadera razón de ser. Además porque en la medida que ellos se relacionan con el otro, con la naturaleza, con la sociedad, con lo trascendente y con ellos mismos se hacen más humanos y desde su área de formación es posible que logren encontrar la felicidad.

“Para el hombre religioso, la vida humana solo tiene sentido si es vivida como aceptación de un requerimiento hecho desde lo alto” (Lucas, 1999, p.116) es evidente que cuando los estudiante se abran a la trascendencia, cuando su vida este permeada por la experiencia espiritual, ésta cobra otro sentido.